Cuando nos maquillamos ante el espejo de nuestro cuarto de baño, la piel nos queda intacta y todo el color está en su sitio. Pero todas sabemos que dentro de una hora, con el calor de la tarde madrileña o del metro en el que viajaremos hasta llegar a la discoteca, el sudor y la contaminación serán responsables de unos brillos innecesarios en nuestro rostro. Y nuestra piel, por ende, ya no será la misma, ni quedará aún perfecta.
Los polvos translúcidos son nuestra solución. Tendrán un tono amarillento para que nuestra piel tenga un aspecto cálido.
Clinique
Hay polvos translúcidos libres y compactos. La primera opción es ideal para situaciones cotidianas, mientras que la segunda es más apta para los retoques o para evitar los efectos que produce el calor en nuestro maquillaje.
Utilizaremos una esponja. Aplicaremos los polvos sobre la frente, barbilla y nariz. De arriba a abajo extenderemos, acto seguido, los polvos con una brocha.
Puedes aplicar los polvos translúcidos por sí solos, o bien extenderlos sobre la base de maquillaje.
Este producto de maquillaje está especialmente indicado para las pieles mixtas o grasas, y también es recomendable para fijar el maquillaje y para que tenga más durabilidad.
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